"Miro con lupa cada detalle"
El cineasta español Pedro Almodóvar habló con la prensa de «Dolor y Gloria», presentada en la competición de Cannes. Posteriormente ha cosechado diversos premios y nominaciones hasta su participación en los Óscar como Mejor Película de Habla No Inglesa.
¿Cómo has trabajado en esta película las fronteras entre la ficción y la realidad de tu vida?
Esta película no es un relato literal de mi vida, pero todo lo que le pasa al protagonista podría haberme pasado a mí, y algunas cosas me pasaron. Pero muchas de ellas pertenecen a la ficción. Cuando empiezo a escribir un guion, las primeras escenas están relacionadas con mi realidad, pero luego la ficción entra en juego, y cuando uno escribe, debe ser fiel a la ficción, no a la realidad. Esta ficción cinematográfica debe ser verosímil, aun cuando ello la aleje de la realidad. Lo que sí que forma parte de mi vida, entre otras cosas del film, es que tuve la experiencia de un amor roto en el momento en el que la pasión todavía estaba viva, pero las circunstancias hicieron necesario que me separara de esa persona, y fue extremadamente doloroso, porque no fue natural. Esta relación estaba viva y hubo que cortarla, fue como cortarse un brazo. Yo pasé por esta experiencia, que seguramente han conocido muchas personas, pero no tuve el momento de la reconciliación como en la película.
¿Y en el caso de la infancia del personaje principal?
Nunca he vivido en una cueva, pero podría haberlo hecho. En cualquier caso, sé lo que es la precariedad en la infancia, pues mi familia tuvo que emigrar a otra región en 1960. Pero al igual que el niño de la cinta, vi todo eso a través de los ojos de un chico de nueve años. Vivíamos en una calle en la que las aceras estaban destrozadas, y yo tenía la impresión de vivir en un western. A través de los ojos de un niño, no me daba cuenta de esta precariedad terrible que vivía España. Ya coleccionaba imágenes del cine, y vivía una vida paralela, mucho mejor que la vida real.
En un momento de la película, la madre del director dice que odia la autoficción.
Cuando uno habla de sí mismo, habla de otras personas, de momentos vividos con otras personas. Es muy delicado, porque cada uno tiene el derecho de hablar de sí mismo y de su vida, pero me da auténtico miedo que al hacerlo pueda afectar a otras personas. Así que pongo mucho cuidado y miro con lupa cada detalle. Lo que sí es cierto es que todos los temas de la película son importantes: la familia, la madre, el deseo, el trabajo, la creación, la infancia, etc. Todo eso me representa, representa mi forma de sentir estos temas. No puedo dar una medida de eso, el porcentaje de realidad y el de ficción, pero lo que cuenta es la mezcla de ambas. Por ejemplo, hay una escena muy importante e improvisada, pues la escribí la noche anterior; es cuando la madre dice al hijo: «No has sido un buen hijo». Es una frase realmente brutal. En la siguiente escena, en la terraza, él pide perdón por no haber sido el hijo que ella habría querido, y la madre le responde con un silencio cruel. Esta escena nunca tuvo lugar en mi vida: nunca tuve esta conversación con mi madre. Pero a veces, a través de la ficción, uno descubre algunas cosas sobre uno mismo, porque esta escena que no viví representa algo muy importante en mi vida: la forma en que me miraban cuando era niño, como si fuera una cosa extraña. En esta escena represento lo que veía en la mirada de los demás, en el pueblo, pero también en el colegio, en el internado, en la mirada de los otros chicos. Cuando eres niño, este rechazo tiene algo de humillante, es una experiencia muy dura, igual de dura que cuando una madre le dice a su niño que no ha sido un buen hijo.
La cinta se llama Dolor y gloria, pero habla sobre todo del dolor, el dolor humano en general, pero también el de la creación y, en mucha menor medida, el de la gloria. Para un artista un poco atormentado como el de la película, ¿la gloria es un obstáculo o un motor?
Puede ser ambas cosas. En la película, la gloria del personaje se representa por el lugar en el que vive, que nos transmite que su vida era mucho más luminosa en una época diferente a la actual. A pesar de todo su sufrimiento, tiene un piso magnífico, y vive en este lugar magnífico, rodeado de espléndidas obras de arte. Quería relativizar el dolor del personaje, sobre todo en comparación con el dolor que conocen otras personas que tienen menos recursos para soportarlo. Como dice el médico al protagonista: «Hay gente a la que le va mucho peor que a ti y que sale adelante».
Háblanos de la adicción.
La gran dependencia del personaje que interpreta Antonio Banderas es la desesperación que siente al saber que físicamente, no puede rodar más películas. Ahora, mi mayor adicción es el cine, como espectador y como narrador.
Entrevista cedida por Cineuropa.