Película debut del director y guionista Colm Bairéad basada en Foster, una novela corta de ficción de Claire Keegan. Ganadora del oso de cristal a mejor película en la Berlinale y de tres premios en el Festival de Seminci entre ellos la espiga de plata. Nos encontramos con una obra maestra del cine irlandés, una película fuera de serie que consigue captar la belleza de la inocencia y de la infancia de una manera poco vista.
Cáit (Catherine Clinch) es una niña que vive en la Irlanda rural durante los años ochenta. Para esa época tiene nueve años y es de las hermanas menores de una familia numerosa. Todo en su vida es un caos con tantos hermanos, aprendiendo a pasar desapercibida, ocultando para sí misma sus problemas. Con la llegada del verano y el nacimiento de otro hermano más, su madre decide enviarla a casa de los Cinnsealach, unos primos lejanos. Sin saber cuándo volverá, gracias a los cuidados de Eibhlín (Carrie Crowley) y Seán (Andrew Bennett) poco a poco empieza a progresar y encontrará en esta pareja dos padres que realmente la quieren. Sin embargo, en este lugar lleno de afecto y en el que no hay secretos, Cáit descubre una verdad que la hará entender más a los Cinnsealach.
Nos encontramos con una historia llena de sensibilidad y con un absoluto cuidado en todos sus aspectos. Nadie podría decir que esto es una película, porque es una historia que simplemente pasa a través de los ojos del espectador, atrapándolo desde el primer fotograma. No es una historia con una gran complicación en lo que se refiere en la estructura narrativa, pero lo que le hace única a esta película de autor son el desarrollo de los personajes. Cada uno tiene su propio espacio y atmósfera y aunque se sepa más de la protagonista que de otros personajes, cada uno cobra sentido en su espacio. Y realmente lo que hace de esta película todo un éxito es eso, que consiguen los personajes llegar al espectador e irse con él una vez que ha salido del cine.
The Quiet Girl es merecedora de la Espiga de Plata de la Seminci, una emotiva película sobre los cuidados durante la infancia y entre la familia
En lo que se refiere a la interpretación de The Quiet Girl, es imposible no destacar el trabajo de Catherine Clinch, su mirada hace que todo funcione por y para la historia y su forma de moverse en los escenarios y entre el resto de actores hace que sea entrañable en todos los sentidos. Consigue hacer que conectes con tu parte más infantil y sientas de una forma muy pura. Le espera una larga carrera si decide seguir siendo actriz. En lo que se refiere al resto del elenco es necesario mencionar a Carrie Crowley y a Andrew Bennett. Su gran trabajo ayuda a expandir la capacidad actoral de Clinch, consiguiendo al igual que la pequeña actriz dos personajes apreciados por el público, haciendo del film todo un éxito.
Por otra parte, es importante destacar el trabajo de vestuario, así como al de localizaciones y como no, el equipo de fotografía. El formato elegido de cuatro tercios es una elección que este año se ve muy a menudo, pero en este caso parece que se hace para centralizar el punto de vista de la protagonista, una visión aún por desarrollar, siendo una gran elección. Asimismo, los colores que desprende el vestuario, así como el etalonaje final provocan que cada elemento configure el espacio fílmico de una manera única, provocando que esa historia sea la historia de nuestra infancia, un deleite para la vista.
Sin duda, es imposible no alabar el trabajo de dirección por parte de Colm Bairéad, obteniendo un gran resultado a través de la combinación de un buen trabajo por parte del equipo artístico y técnico. Una historia que no solo trata de la infancia, sino de la necesidad de que te cuiden para mejorar, de la sensibilidad de los verdaderos cuidadores y de la necesidad de estar rodeados de aquellos que nos hagan elevar las alas para volar. Sin duda es uno de los grandes descubrimientos del festival y esperamos ver una larga carrera llena de éxitos para este director.