"Los niños siempre te brindan la oportunidad de mirar el mundo con unos ojos nuevos"
Estíbaliz Urresola lleva varios años intentando hacerse un hueco en la industria audiovisual creando cortometrajes, y parece que todo su esfuerzo está dando por fin frutos después de que 20.000 especies de abejas ganase el Oso de Plata a la Mejor interpretación protagonista y la Biznaga de Oro a la mejor película española. Esta directora y productora que entiende el mundo audiovisual con una sensibilidad única y una mirada impenetrable hacia nosotros mismos nos ha dado la oportunidad de hablar con ella durante el Festival de Cine de Málaga.
La historia parte de un hecho real, cuando te llega el caso del suicidio de Ekai, ¿Cómo te enfrentas a la historia y cómo decides construirla?
La verdad es que cuando sucedió este caso en ese momento ni siquiera estaba pensando en hacer una película, pero me quedé conmocionada. Lo único que me salió fue acercarme a la asociación de familiares trans para entender la profundidad que rodeaba al caso. Me pareció algo tan llamativo porque Ekai sí estaba muy aceptado en el seno familiar y en el colegio como un niño y aun así tomó esa decisión.
Decidí implicarme más y empecé a entrevistarme con varias familias. Muchas de ellas me contaron el regalo que había sido el poder acompañar a sus hijos en este proceso, siendo una oportunidad para toda la familia para verse y reconocerse de una nueva forma, en la que donde poner todo en cuestión y no dar nada por hecho. En este ejercicio de conocer a estas maravillosas familias es donde me di cuenta que iba a terminar haciendo una historia. Me encontraba con valores que me resultaban tremendamente tan novedosos en comparación a cómo se ha tratado las temáticas de personajes trans en el relato audiovisual, que esto y la toma de consciencia sobre el tema fueron lo que me ayudó a dar el enfoque del guion.
¿Por qué decides que la protagonista de tu historia sea a través de una niña trans?
En muchos de los relatos que estuve escuchando me llamó la atención como las niñas trans, cuando están en ese proceso de desear ser vistas exageran muchísimo la expresión de genero femenina a través de todos los atributos, componentes de los roles y códigos de género. Cuando se produce este reconocimiento de su identidad esta expresión muchas veces se relaja y me interesaba enormemente cómo estas niñas nos están señalando y poniendo en evidencia todo lo que significa la construcción del género y cómo a partir de qué factores nos construimos como mujeres en esta sociedad, siendo un punto fundamental dentro de la creación de la historia.
Estíbaliz Urresola obtuvo por 30.000 especies de abejas la biznaga de oro del Festival de Cine de Málaga
Me imagino que hubo un gran proceso de reescritura mientras estabas entrevistando a estas familias, ¿durante cuánto tiempo estuviste escribiendo y reescribiendo el guion?
Hubo una fase inicial muy fuerte de documentación en 2018 que dio paso las primeras versiones de la historia. Una vez que ya obtuve una estructura bastante armada y unos personajes bastante identificados y medio construidos, me di cuenta dos años más tarde que la sociedad estaba avanzando tantísimo en esta materia que necesitaba estar muy actualizada de cómo entraban los padres y madres a la asociación.
Estos nuevos padres entraban con muchísima más información sobre el tema y por lo tanto las herramientas y acompañamientos que podían estar haciendo a sus peques eran mucho más distintas al conocimiento y las herramientas que podían tener a quienes había entrevistado y habían hecho los tránsitos en 2018. Entonces, para ver esa diferencia y estar muy pegada a la actualidad del tema, en 2020, continué entrevistando y diría que hasta que el primer trimestre de 2021 seguí haciendo las últimas entrevistas de esa segunda fase para nutrir a los personajes y la trama, aunque no me llevaran a hacer cambios estructurales dramáticos en la película en sí. Estos matices nuevos me ayudaban a seguir construyendo día a día a los personajes y hacer de ellos unos personajes más vivos, más reales e interesantes, por lo que entendí que no debía dejar de documentarme a lo largo del proceso creativo.
Eres la segunda chica de seis hermanos, ¿Cómo te ha aportado tu vivencia personal para escribir a Lucía?
Me he dado cuenta de que mi experiencia personal siendo hija de una familia numerosa está muy impregnada en 20.000 especies de abejas. Esa mirada del otro de la que hablo en la película es algo que en mi casa estaba muy presente, había un cruce de miradas enorme, porque éramos seis hermanos más dos padres.
Esa relación, esa interrelación y ese lugar donde estábamos todos, esa colmena familiar en la que había una necesidad de buscar tu derecho a estar y tu derecho a reivindicarte también más allá de la identidad propia de tus hermanos sí que creo que ha quedado impreso en mí. Esta cuestión también se refleja en otros de mis trabajos como los cortometrajes Polvo somos (2020) o Adri (2013), donde también puede haber estas ideas que tornan en la vivencia del cuerpo y la transformación del mismo y como eso tiene un impacto también en la autopercepción y la subjetividad y como se transforma esta. Sí, para mí la familia es fuente de inspiración máxima.
Estíbaliz Urresola: "Para mí la familia es una fuente de inspiración máxima"
Has hablado de la colmena familiar, hay detalles y referencias a la tradición vasca y su relación con las abejas, ¿Cómo introduces este tema y por qué decides que las abejas sean un elemento fundamental para la película?
Esto surge a través del descubrimiento de unas baladas muy antiguas que canta Lourdes en la película. A pesar de ser un elemento que no se termina de desarrollar en el film hubo un montaje en el que esta canción tenía más lugar, pero al final se descartó. Sin embargo, esta balada vasca recupera esa noción por la cual en la antigua tradición vasca se consideraba a la abeja como un animal sagrado al que había que comunicar todo lo que ocurría en la familia. Las familias que estaban estrechamente relacionadas con la apicultura tenían este vínculo tan especial y tan intenso que cuando alguien nacía y alguien moría en la familia se lo comunicaban a las colmenas, porque con ese ritual producían más miel o más cera que servía para hacer las velas del acompañamiento (luto). Cuando encontré esta idea fue cuando surgió todo el clic, la articulación del relato.
¿Antes de esta película estabas vinculada al mundo de las abejas?
No, fue también otro proceso de documentación en paralelo muy fuerte. Para mí ha sido una película muy intensa porque los procesos de documentación han sido largos y profundos, tanto con el tema de las abejas como el de la comunidad trans y el mundo de la escultura. Lo cierto es que en mi pueblo conozco a dos apicultores, por lo que no era un universo tan ajeno a mí y fueron una gran fuente de conocimiento.
¿Cómo fue el proceso de aunar esos tres temas en la película?
Al principio fue un caos, no sabía que hacer, investigaba e investigaba y al final todo tomó un curso natural. La conexión entre todos los temas que quería tratar cobró forma cuando también descubrí que había una disciplina que era el bronce a la cera perdida, por lo que esa cera tenía un sentido cohesionador con todos los elementos de la historia. Fue como un puzle en el que todas las piezas están danzando y de repente encuentran su orden y su sentido, fue maravilloso.
Estíbaliz Urresola: "En la antigua tradición vasca se consideraba a la abeja como un animal sagrado"
En 20.000 especies de abejas estás tratando una temática que tal vez es muy polémica y no debería serlo, ¿tú crees que este tipo de películas es un pilar para un nuevo cambio?
Yo creo que afortunadamente estamos dando muchos pasos adelante como sociedad y estas películas abren camino y espacios para ser poblados por otros referentes y otras identidades que hasta entonces no formaban parte del imaginario. Estas películas tan necesarias ya están aquí, aunque en realidad lo han estado siempre, pero ahora se hacen ver y respetar y eso va a ser imparable, porque cuantos más referentes haya y más diversos, más sencillo será para los que vengan encontrar con quien identificarse y que le dé fuerza para tomar un camino.
Esto es lo mismo con las mujeres directoras o para cualquier comunidad identitaria minorizada. Lo mismo, cuando más cine en euskera más cine euskera habrá, entonces toda diversidad es motivo de celebración y de reivindicación.
Las identidades trans vienen a reformular un esquema que hemos dado por hecho como algo natural por muchísimos años y vienen a señalar el mecanismo de estructuras de poder en el que vivimos y por eso puede dar miedo, porque en el fondo es una reflexión que invitaría a grandes reformulaciones y entiendo que dé miedo, pero es la gran revelación que viene ahora mismo y es necesaria para que niños y adultos vivan más felices.
Hay una estrecha relación con la religión, llama mucho la atención el hecho de que mezcles a Santa Lucía y la fe con esta temática, ¿Cómo enfocas establecer una conversación entre la religión con la identidad trans?
Los niños siempre te brindan la oportunidad de mirar el mundo con unos ojos nuevos, ¿no? Y en la línea de construir personajes ricos con matices y contradicciones cuando los vas acompañando en ese viaje de descubrir el mundo también tienes la posibilidad de permitirte la exploración de diversas temáticas. En el caso de 20.000 especies abejas esa indagación del universo religioso que Lucía atraviesa con una mirada limpia y sin tapujos me pareció importante, ya que el personaje adquiere herramientas que le son súper válidas y que la impulsan en su autodeterminación, como por ejemplo lo que era fe. Y eso creo que da riqueza a los personajes, la indagación en diversas temáticas donde puedan verse de una manera única.
Santa Lucía fue relevante porque es una mártir a la que le sacaron los ojos y como es una película que habla de la mirada per se, sobre todo de reconocerse, para para mí era simbólico que pudiera tomar el nombre de ahí. Leí una vez que Paul B. Preciado, un teórico exquisito sobre el género, escribía que su nombre le apareció como una ofrenda, y esta idea de que el nombre fuese una elección me pareció tremendamente interesante, cuando tuve conocimiento de ella fue fértil y útil y decidí que en el caso de Lucía también se le ofreciese su nombre como una ofrenda.
Estíbaliz Urresola: "Toda diversidad es motivo de celebración y de reivindicación"
Se está empezando dar voz a los niños y a los abuelos en el cine, ¿te gustaría seguir esa línea o seguir otra diferente de cara a un futuro?
La verdad es que no sé cómo es mi proceso de creación exactamente pero no pienso tanto en quien es el protagonista, solo… sale. Aun así, sí que es cierto que mis anteriores protagonistas, Adri, era una niña de 11 años que tenía la regla por primera vez y luego con Los casos gramaticales (2018) también trabajé con un grupo de niñas de 9 años, pero luego Cuerdas (2022), mi anterior cortometraje es sobre un grupo de mujeres adultas y la protagonista tiene 90 años, es justo todo lo opuesto.
Aquí, en 20.000 especies de abejas siento que se reúnen todas esas generaciones, como un compendio de todos esos trabajos. No es tanto que busque temáticas o personajes, sino que la historia que de repente me golpea y me mueve hace que busque cómo contarla. Aun así, este planteamiento que dices es súper interesante, cómo en la sociedad actual vivimos un momento en el que a los abuelos ni a los niños les reconocemos la entidad y la capacidad suficiente para narrar una historia o que su voz merezca ser contada.
Es una pena que Sofía no haya ganado el premio a la mejor interpretación femenina en el Festival de Málaga…
No pasa nada, porque también tiene un oso y no vamos a cargar a la niña con tanta presión. Siento que han sido unos premios equilibrados, han dado un espacio a cada creación y cada película. Por ejemplo, al haberle dado a Patricia el premio a la mejor interpretación femenina se ha dado una visibilidad a todas las creaciones y a todos los grandes talentos que hay en la industria actualmente.