Adaptación de la obra de teatro homónima de Alfredo Sanzol dirigida por Vicente Villanueva, conocido por las comedias Toc Toc (2017) o El juego de las llaves (2022). A través de la categoría Gala RTVE en el Festival de San Sebastián, Villanueva trae a la gran pantalla la adaptación de otra obra de teatro, por antonomasia una de sus cualidades como director, donde el humor y la magia confabulan para traer al espectador una comedia romántica llena de muchas reflexiones.
Siglo XVI. Felipe II es Rey de España, y la Reina Esmeralda (Emma Suárez), debe llevar a las Indias a sus dos hijas, la Princesa Rubí (Alexandra Jiménez) y a la Princesa Salmón (Anna Moliner) a casarse con dos hombres elegidos por el Rey. En medio del mar, la Reina les desvela a sus hijas que es maga y que tiene un plan de huida a una isla desierta de la que solamente ella sabe la localización, todo con el fin de evitar que los hombres controlen su destino y no tener que volver a ver a ningún hombre en la vida. Cuando la flota pasa cerca de la isla, la Reina invoca una tormenta mágica que hunde el barco en el que viajan, pero estas mujeres se encuentran que la isla no está tan vacía. Desde hace veinte años allí viven el leñador marrón (Gonzalo de Castro) y sus dos hijos, el leñador azul cielo (Carlos Cuevas) y el leñador verdemar (Fernando Guallar), los cuales hace veinte años huyeron para no tener que ver a una mujer en el resto de sus vidas. Las mujeres temerosas por su vida, deciden vestirse de hombres, y su plan de estar solos sin personas del otro sexo solo complicará las cosas.
Nos hallamos frente a una historia con elementos curiosos que pueden dar lugar a una historia interesante y poco vista, sin embargo, su precedente como obra teatral queda impregnada en todos los elementos del film, especialmente en la puesta en escena y la adaptación de los diálogos, algo que en ocasiones no se adapta del todo al lenguaje cinematográfico. Si bien es cierto que el guion ha sido escrito a dos manos tanto por Alfredo Sanzol, el creador de la propia obra tanto, como por el director, Vicente Villanueva, elementos como la ruptura de la cuarta pared en ocasiones no acaba de cuajar, parece que se ha metido la obra de teatro metida dentro de la pantalla. Además, se echa de menos un poco de innovación en las situaciones o la trama.
La ternura utiliza diálogos ingeniosos, una puesta en escena interesante para explotar la obra de teatro de Villanueva
A pesar de todo lo anteriormente mencionado, se conserva la frescura, el ingenio y el ritmo de Sanzol y eso hace que la narrativa funcione, sacando varias carcajadas al espectador por el gran trabajo de desarrollo de los personajes. Todos y cada uno de ellos muestran una gran humanidad, están llenos de complejidades, dudas y curiosidad, dando como resultado una buena comedia.
La dirección de Villanueva es impecable, es interesante cómo adapta los elementos teatrales y como a través de la comedia y los diálogos ingeniosos llevan al espectador a donde él quiere. Asimismo, consigue una gran armonía entre los seis actores y hace que todo funcione por y para la historia, haciendo que nadie se opaque y que todos y cada uno de ellos tengan un gran arco dramático.
Emma Suárez brilla como la Reina y madre, ingeniosa, sabe sacar todo el papel matriarcal del personaje original y a la vez buscar las cosquillas a Gonzalo de Castro, haciendo un tótem sostenible dentro de la película. Por otra parte, Alexandra Jiménez hace soñar con su personaje, lista, profunda, intensa… La contraposición perfecta para Fernando Guallar, el cual a través de su interpretación permite ahondar en la personalidad cerrada y torturada de un joven herido de amor. Anna Moliner y Carlos Cuevas también deben recibir elogios, inocentes, amor puro y que desvelan el uno al otro lo maravilloso que es el primer amor sin prejuicios.
La Ternura tiene puntos fuertes pero utiliza los mismos recursos que la obra teatral y la falta de innovación hacen que sea predecible para aquellos que hayan acudido al teatro
Asimismo, es importante destacar el trabajo de dirección de arte y de vestuario. Toda esta puesta en escena sacada del teatro no sería nada sin esas bellas localizaciones de República Dominicana, sacadas de un verdadero sueño. Las playas, la naturaleza, todo confabula para que ese sueño encima del escenario cobre vida y sea una verdadera imagen de una fantasía onírica.
Por otra parte el vestuario, a pesar de no ser estrictamente de época, no importa ni tampoco hace que sea un fallo, sino todo lo contrario, desde el inicio se establece una dinámica en la que el espectador sabe que está basado en una época pero no es real, no existía una Reina Esmeralda por lo tanto las variaciones de vestuario siguen esta línea y complementan tanto a la creación de los personajes como a la trama, dando lugar a un gran trabajo que posiblemente se lleve una nominación de cara a los Goya.
La Ternura son leñadores, princesas, hombres y mujeres que dicen no desear el amor del otro género por miedo al rechazo y los prejuicios, pero en realidad quieren el amor y la ternura de lo que se supone ser amado. Es una película divertida, que sigue fielmente los pasos de la obra teatral, donde sus ingeniosos diálogos arrancarán la risa a algunos, sin embargo para quien haya visto la obra de teatro, no encontrará un cambio alguno, siendo tal vez un poco decepcionante.