Film de la directora y actriz francesa Catherine Corsini, conocida por películas como Un amor imposible (2018), La Belle Saison (2015) o Trois Mondes (2012). En esta ocasión compite por la espiga de oro del Festival de Cannes con una película sobre una familia de tres mujeres que buscan encontrarse a sí mismas en la isla de Córcega, lugar al que regresan quince años después desde la muerte del padre de la familia.
Khédidja trabaja cuidando a los niños de una familia adinerada procedente de Paris, y durante el verano la llaman para que se vaya junto a ellos en la isla de Córcega. La oportunidad de ir a este lugar para ella y sus hijas, Jessica y Farah, será el inicio de partida para descubrir quiénes son y luchar contra sus recuerdos. Khédidja tiene que enfrentarse al lugar donde conoció a su marido, mientras que las dos adolescentes disfrutan del verano entregándose a todas las tentaciones que ofrece la juventud: el descubrimiento de la sexualidad, las primeras experiencias amorosas, las drogas, las fiestas… Siendo el viaje que les descubra una parte de sí mismas y de su historia que desconocían.
Nos encontramos frente a una historia con un ritmo interesante pero que en términos argumentativos no aporta nada, es simple y predecible. En todo momento se sabe que Khédidja no está a gusto en la isla porque la familia de su pareja no la aceptaba, que Jessica va a dejar de ser la hija perfecta para conseguir gustarle a la hija de la familia para la que trabaja su madre y que Farah por mucho que critique y odie a los racistas de la playa acabará uniéndose a su pandilla y enamorándose de uno de ellos. A pesar de ello, es una película muy actual, utilizando temas como el cuestionamiento de la identidad, del amor, las clases sociales o la diversidad bajo una premisa que consigue funcionar y entretener al público.
En lo que se refiere a términos de dirección, es simple pero eficaz, Corsini hace uso del humor como forma de tratar temas serios, mostrando a través de su cámara diferentes problemas que sufren las protagonistas por medio de una buena dirección de actores. Todo ello se debe a un gran trabajo de ensayo entre los protagonistas, consiguiendo una relación verdadera entre ellas a ojos del espectador y una excelente narración de los temas que quiere tocar, haciendo que sean orgánicos y no resulten inconexos entre sí.
Corsini ha estado a punto de no poder estrenar en el Festival de Cannes debido a sospechas de acoso e irregularidad en una escena de sexo que involucraba a una actriz menor de edad.
Por otra parte, las actuaciones de las tres protagonistas son impecables. Hay una química especial entre ellas que hacen que sea un deleite ver las emociones de sus personajes, pareciendo una familia en la vida real. Cada una de ellas, Esther Gohourou, Suzy Bemba y Aïssatou Diallo Sagna consiguen llevar su historia y sus emociones a los espectadores y es por ellas por lo que hacen que sea una película memorable dentro de la sección oficial del festival.
Otro de los puntos a destacar del film es la elección de los espacios y la escenografía, sin duda hacen una inmersión completa del espectador en el verano en la isla de Córcega, disfrutando junto a los personajes de esas playas y de esa luz única y bien trabajada, haciendo que sea un deleite para la vista. Todo ello se debe al gran trabajo de dirección de fotografía de Jeanne Lapoirie, la cual trabajó en películas como Benedetta (2021) o 120 pulsaciones (2021), ganadora del Gran Premio del Jurado FIPRESCI.
Sin duda, Le retour es una película que consigue transportarte a la vida de esta pequeña familia que intenta encontrar su propia identidad a través de diversos factores y es a través de esa naturalidad y cercanía a la cámara de los problemas una de los grandes aciertos que tiene esta película de cara a competir junto al resto por la famosa palma de oro.