Arantxa Echevarría se ha posicionado como una de las directoras que mejor representan el cuestionamiento de la identidad propia y las raíces. Ya lo hizo en 2018, contando el primer amor homosexual entre dos chicas gitanas a través de Carmen y Lola, y ganando el Premio Goya a Mejor Dirección Novel; y ahora lo hace de la mano de Chinas, donde la mirada de curiosidad hacia otras culturas y tradiciones inunda la gran pantalla.
Inicio de curso, dos niñas chinas coinciden en la misma clase. Todo el mundo cree que van a ser las mejores amigas, y así lo siente Lucía (Daniela Shiman Yang), hija de segunda generación de inmigrantes. Lucía se siente española y su mayor deseo es que sus compañeros la acepten como una más, pero su situación familiar no ayuda mucho. Sus padres no son como el resto: no hablan español, trabajan más de catorce horas en el bazar y su círculo es cerrado a las tradiciones chinas. Xiang (Ella Qiu), acaba de llegar al colegio, es adoptada, sus padres son españoles y toda su identidad se basa en las tradiciones del país. Ambas niñas sienten que su identidad se ve dividida en dos, no son españolas, pero tampoco se sienten chinas. Ambas niñas se cruzarán en sus caminos para entender quiénes son, aunque sus caminos no estén juntos.
La historia de Chinas según ha reconocido la propia Echevarría en varias entrevistas está basado en una experiencia personal. Ella era clienta habitual de un bazar chino y la hija de los dueños había escrito una carta a los Reyes Magos. La madre le preguntó qué era esa carta y qué significaba y ella le explicó la tradición hispana de la noche del cinco de enero. La madre no quería que esa tradición se introdujese en su hogar y días más tarde la pequeña le pidió a la cineasta que entregase la carta a los propios Reyes Magos. Todo este hecho se introduce en el film bajo el personaje de Carolina Yuste, la cual se convierte en el alter ego de Echevarría.
En cuanto a nivel narrativo nos encontramos con una historia con potencial y rica en el desarrollo de personajes, ya que se les permite disfrutar de su espacio y sus conflictos internos, en especial a los femeninos, mostrándonos cuestiones cercanas al día a día de las familias. Si bien es cierto que en términos generales la historia es buena, la sinopsis es incorrecta. La historia se centra más en la vida de Lucía que en la de Xiang, y esa contraposición de identidades no se entiende tanto en el caso de la niña adoptada.
Chinas se proyectó en el Festival de San Sebastián a través de la Gala RTVE, donde se muestra una visión diferente de los tipos de inmigración en España
El desarrollo del personaje de Lucía es mucho más rico y lleno de detalles que el de Xiang. Lucía, junto a la interpretación de Daniela Shimang Yang, muestra un montón de facetas de la personalidad del personaje, de sus problemas, de cómo se siente con las decisiones de su entorno… En cambio, Xiang, aunque tiene una personalidad más introvertida, parece que Ella Qiu no tiene espacio para expandir en su personaje sus propias dudas vitales, solo muestra el dolor de los padres y el rechazo hacia su compañera. Y todo eso contribuye a que esa sinergia de energías y aprendizaje mutuo entre las protagonistas que se promete no se dé o no se vea tan claramente.
Otra de las grandes protagonistas que se lleva la atención y el cariño del público, es Claudia, interpretada por Xinyi Ye, que, aunque sea un personaje secundario representa de una manera muy buena la adolescencia y sus inquietudes. Personifica la doble moral de lo que se supone ser inmigrante y no saber quién eres cuando eres adolescente. Ese juego de intentar encajar en un grupo de amigos, que te quiera la persona que te gusta, saltarte las normas para conseguir tu independencia, el aprender que es bueno para ti… todo lo que hace en pantalla Xinyi Ye es alimentar al personaje. Además, su relación tan estrecha con Daniela Shiman Yang está muy bien trabajada y ambas destacan enormemente, haciendo de la película un éxito.
Carolina Yuste repite bajo los mandos de Arantxa Echevarría, donde su papel se queda relegado en un segundo plano, dejando brillar al resto del elenco como en Carmen y Lola
Por todo lo mencionado anteriormente, es imprescindible no destacar la dirección de actores. El método de Echevarría de ir construyendo a los personajes por medio de los actores y de lo que ellos creen a través del proceso de casting, hace que cuando se grabe todo lo que se ve sea algo creíble y tangible a ojos del espectador. A todo esto, hay que añadir el gran trabajo de la realizadora, ya que la mayoría de los actores de Chinas no son profesionales y la mayoría de las protagonistas son niñas, y manejar esos dos mundos tan diversos y complejos es una labor de una gran profesional.
En el caso de la dirección de fotografía nos encontramos con una imagen muy costumbrista y casi de estilo documental. No hay una dirección de arte muy estilizada y tampoco se busca eso, sino una imagen naturalista que acompaña al tono y al aura de la historia, aunque si es cierto que en ocasiones esta intencionalidad queda impostada con el fin de mostrar los dos mundos tan diferentes de las dos niñas, siendo en ocasiones un poco caricaturesca, sobre todo en la dirección de arte y de vestuario del mundo de Lucía.
Chinas es una historia que el cine español no sabía que necesitaba, alumbra cuestiones que no somos capaces de ver. Tiene un buen argumento, unos personajes bien trabajados, hay una buena intención detrás, pero es una historia que tiene puntos que la hacen flaquear, como la poca profundidad de la historia de Xiang o la representación de la cultura china desde una visión occidental. Sin embargo, Echevarría intenta profundizar un tema inexistente en nuestro cine nacional, dando luz a una reflexión interesante tanto para los más pequeños como los más mayores.